domingo, 18 de agosto de 2013

Freddie Louns es una puta o Algunas de las razones por las que vuelvo a casa

Hace un par de semanas (creo que la cantidad exacta de semanas como para permitirme decir un mes) terminé de ver Hannibal (la serie) con mi mamá. Cuando vuelvo a mi casa generalmente hacemos eso: vemos cosas que mi mamá nunca vería por sí misma pero lo hace –lo hacemos– porque sabemos que estamos compartiendo algo.

Mi mamá es de esas personas que se toman cualquier tipo de ficción muy en serio. Y cuando digo cualquier-tipo-de-ficción quiero decir desde Hannibal hasta, por ejemplo, la novela colombiana La Tormenta (la cual vimos los dos juntos por lo menos dos veces). Entonces cuando una de los personajes de Hannibal es –dicho de la mejor manera– de una “moralidad dudosa”, mi mamá se acomoda en el sillón y sencillamente dice: «Freddie Lounds es una puta ».


(FL es una periodista de policiales que hace cualquier cosa con tal de conseguir lo que quiere, aunque interfiera con una investigación policial, de pruebas que podrían servir para atrapar a un asesino serial, y lleve a todos los psicóticos que siempre están dispuestos a copiar a otros asesinos psicópatas y sociópatas en serie  a que lo hagan ya que ella explica exactamente como la víctima fue descuartizada. Freddie Lounds es amarillista y podría escribir o más bien dirigir Crónica)

Y en el momento en que en la serie deciden llevar a Abigail Hobbs a su propia casa para reconstruir la escena donde su padre (el padre de Abigail) mató a su madre y casi mata a Abigail y donde además descuartizó a un montón de chicas y utilizó todos sus restos para hacer otras cosas (los huesos son buenos como tuberías y el pelo hace realmente almohadones cómodos) a modo de ofrendas, mi mamá se levanta del sillón y sin dejar de ver el televisor se agarra el pelo y se lo tensa hacia atrás diciendo: «¡¿cómo le van a hacer eso por dios?!». Lo que mi mamá y yo no sabemos en ese momento (SPOILER ALERT) es que Abigail Hobbs ayudó a su papá a matar a todas esas lindas señoritas.

Hoy  es el cumpleaños de mi papá y entonces vuelvo a mi casa. Curiosamente llegó a mi casa y me entero de que vamos a comer ñoquis. Un viernes a la tarde se me ocurrió decir que tenía ganas de comer ñoquis y entonces mi papá me llamó el sábado a la mañana para decirme que si quería volver a casa porque íbamos a comer ñoquis. Le dije que sí. Hace un mes que todos los sábados al medio día en mi casa (la casa de mis papas) se come ñoquis, hoy se lo señalé y me dijo: «es casualidad, Pablo».

Me lo dijo mientras yo intentaba leer un artículo en internet y le sostenía la cinta métrica para que él pudiera mostrarnos a todos el tamaño de la mesa que él dice va a hacer con sus propias manos y mientras en el otro extremo estaba mi mamá y él: él sostenía la cinta y mi mamá le leía el número hasta que llegara a dos metros y medio porque mi papá no ve los números chiquitos, lo que derivo en una discusión sobre la mesa, el tamaño de la mesa, y sobre mi mamá gritándole a mi papá: «¡Correte más atrás que todavía no llegaste a dos metros y medios por dios!». Mi papá le dijo que dejara de bullinearlo (del inglés bullying, que se hizo muy popular en mi casa gracias a Cartoon Network).


Justo en ese momento apareció mi hermana para responderme a la pregunta de «dónde está mi hermanito» con la verbalización de gordo: «está gordeando» me dijo. (Tenemos un problema con hacer verbos con palabras que no lo son). Mi hermanito estaba tirado en la cama viendo las 24 horas de Los Simpson (GRACIAS POR TANTO, FOX) hasta que apareció a reclamar que pusiéramos Fox en el comedor  y señaló la contradicción entre un capítulo de Los Simpson donde el Sr. Burns no está de acuerdo con una agresión hecha por Homero a Carl (le tira con un postre) y dice: «¡¿qué te pasa?! es Carl»


y el capítulo donde Carl le pide un aumento y Burns sin dudarlo lo despide


¿No era que Carl le caía bien? ¿Por qué defenderlo de un postre si después va a despedirlo?

Más cerca del medio día mi papá decidió que tomáramos unos destornilladores pero mi mamá prefirió fernet. Y mi hermana apareció con un regalo para mi papá que era una picada envuelta en papel celeste al estilo: somos una compañía de desayunos sorpresa, y con un escudo de Belgrano a la que mi papá se refirió como «el mejor regalo que me han hecho» en los 52 años que cumple.

Entonces nos sacamos una foto.

Entonces mi papá dijo: «mirá lo gordos que estamos, vamos a mandar la foto a la revista Chacras».