miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿A nadie la pareció extraño que se llamara Terminator? La historia de JT Leroy

Una prostituta drogadicta llamada Sarah –se llamaba así porque su padre era un gran creyente y estudioso de la bilbia y le puso ese nombre en conmemoración a la hermana y esposa de Abraham y madre de Isaac que se iba a llamar Sarai pero Dios decidió sacarle la i del nombre (!)– tuvo un hijo a los 14 años en 1980 y le puso de nombre –otra vez el antiguo testamento– Jeremiah.

Pero nadie conoce a Jeremiah así, sino que todos le dicen JT Leroy: J por Jeremiah, T por Terminator.



Su vida estuvo muy alejada de los 10 mandamientos: Sarah se prostituía y hacía que su hijo también lo hiciera y su lugar preferido eran las paradas de camioneros; y JT Leroy era obligado a vestir de mujer y presentarse ante el público como la hermana de sí mismo, hasta que un día JT se cansó y huyó a San Francisco donde fue adoptado por la adorable pareja de Laura Albert y su esposo.

Decidieron que unas sesiones psiquiátricas le vendrían bien y lo mandaron a la Institución Psiquiátrica del Dr. Owens, alguien que le dijo que debería escribir sus pesares y aventuras en una forma catártica y reflexiva de terapia. El pequeño Leroy obedeció y al mismo tiempo comenzó a mandar lo escrito vía fax y a llamar por teléfono a los escritores Dennis Cooper y Mary Gaitskill, quienes no tardaron en conseguirle su primer contrato: en 1999 y con 21 años de edad JT Leroy publicó Sarah, una autobiografía donde contaba todo lo que había vivido junto a su madre ahora muerta.

Sarah es un éxito editorial sin precedentes, impulsado por aquella teoría de que los libros cuando son autobiografía y presumen de tener como componentes toda la verdad y nada más que la verdad  son más atractivos para el público en general que algo que ya sabemos que de entrada es una mentira como cualquier libro de ficción (y más si le sumamos al autor vivo y excéntrico y extraño para poder promocionarlo y presentarse a sí mismo como sobreviviente de un infierno de explotación infantil y prostitución bisexual).

Gus Van Sant le pide opinión sobre el guión de Elephant y JT aparece en los créditos de la película; el fotógrafo estrella Mick Rock lo retrata en Londres; Garbage le escribe una canción basada en su historia llamada Cherry Lips (1); y Tom Waits lo entrevista para Vanity Fair y se presta para la presentación de su tercer novela (hiper-promocionada a esta altura por todo el mainstream literario que consume la historia de Leroy como quien se relame repleto de morbo ante un adicto de heroína y explota su vida para conseguir dinero).
“Los cuentos de JT son como puntas, heridas de salida, despachos, disposiciones. Él es la brillante, dotada, y profunda mosca en la pared. Necesitarán pañuelos y novocaína para atravesar sus textos” dice Tom Waits en la presentación de la novela El Final de Harold ante el público expectante (todos los Estados Unidos).

Dennis Cooper entusiasmado con su descubrimiento lo convierte en personaje de su novela Period y Wynona Rider (que al parecer pasaba justo por ahí) comienza a decir públicamente que ella lo conocía (a JT Leroy) antes de que fuera famoso.

Así, la nueva promesa y éxito inmediato de la literatura norteamericana  aparece en millones de entrevistas:

“Cuando conseguí mi primer contrato editorial y antes de su publicación, sólo tenía como lectores a Dennis Cooper y a mi psiquiatra. Nunca dije que quisiera ser escritor. Yo sólo quería ser prostituta. (JT Leroy, que se prostituyo desde casi siempre y fue vestido de nena y presentado como la hermana de sí mismo no tiene -¿está de más decirlo?- muy clara su sexualidad). ¡Pero he acabado siendo mejor escritor que prostituta!” responde JT Leroy a la entrevista vestido de esa manera que lo caracteriza: no se sabe si es hombre o mujer, tiene una peluca rubia y enormes lentes de sol, es tímido y no habla mucho y es, según dicen, no sólo un escritor excelente sino además un artista performático a lo Andy Warhol.

“Sarah dice mucho más de mí de lo que cualquier entrevista podría hacerlo nunca. Publicarla me ha sobreexpuesto definitivamente. Supongo que eso explica que proteja mi identidad. La gente tiene demasiado de mí. Creo que si un escritor es honesto, se expone más de lo que un trabajador del sexo permitiría jamás” contesta Leroy en forma de respuesta universal a por qué en público es tan sospechosamente callado y enigmático. En todas las conferencias y entrevistas y presentaciones, JT está acompañado por Speedie, un personaje extraño del que no se sabe absolutamente nada.

 Hasta este punto.



Hasta que un día la mentira llega a su fin. JT Leroy es un invento, una gran burla al sistema. JT Leroy no existe y su autobiografía es mera ficción.

Laura Albert (la hasta ahora madre adoptiva) es el cerebro detrás de esta estafa: tiene 40 años, fue punk, trabajo en una compañía que ofrecía sexo telefónico, nunca vivió en San Francisco y nunca fue una prostituta y es quien está detrás del disfraz de Speedie, que acompaña a JT Leroy en todas sus presentaciones a fin de apuntarle nuevos elementos a su historia personal o cualquier otro dato que la mujer que lo interpreta y le da cuerpo al autor ficticio se olvide. ¿Quién es esa mujer?

Esa mujer es Savannah Knoop -la hermanastra del esposo de Laura Albert, Geoffrey Knoop quien le confirma la estafa a The New York Times- que antes de cada presentación debe encintarse todo el cuerpo a fin de que no se le note ningún elemento físico de mujer, y viste la peluca rubia y lentes de sol. Savannah Knoop lleva mucho tiempo practicando y fingiendo un acento west virginia.

Es el año 2005 y Laura Albert pierde todo su prestigio y credibilidad, debe pagar la suma de 116.500 dólares a Antidote International Films (quienes habían comprado los derechos de las novelas para llevarlas al cine) y debe hace frente a una demanda judicial por daños y perjuicios.

Al final nada vuelve a saberse de Laura Albert ni de su esposo, al final lo único que se obtiene de esto es un libro que jamás logró grandes ventas (decepcionado todo el público como estaba y contando con el odio de toda la industria literaria que había sido engañada) escrito por Savannah Knoop titulado Girl Boy Girl: cómo me converti en JT Leroy.

La pobre Savannah llegó tarde al engaño y sacó muy poco, pero aún le quedan las fotos con todos los famosos de Hollywood que conoció y engañó: Garbage, Dennis Coooper, Wynona Rider, Kurtnie Love,  Gus Van Sant, y la lista sigue pero no nos olvidemos de mencionar a una de las primeras víctimas, el decepcionado –luego de que todo se supiera se metió en su casa y guardo silencio- Tom Waits. Pobre Tom.

(1)



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