sábado, 14 de septiembre de 2013

La poca importancia que mi hermanito le da a Jason Todd

Con mi hermanito (antes incluso de que el aprendiera a hablar) desarrollamos un mecanismo que nos permite buscarnos y contarnos nuevos descubrimientos sobre casi-cualquier-cosa, lo cual deja siempre al descubierto los doce años que nos separan porque él viene a contarme descubrimientos generalmente sobre superhéroes o dibujos animados o lo que él llama “mis chistes” (un conjunto incomprensible de copypasteadas de otros chites al estilo viene alguien caminando y tal, que siempre te hacen reír pero solamente porque a) carecen de todo sentido, b) respetan aunque no encajen ni en pedo toda la estructura de un chiste y c) son contados por un pequeño niño gordo de 9 años con rulos) y yo voy a contarle sobre escritores, teorías filosóficas, o programas de televisión en inglés (“sabes que no me gustan los programas en inglés” mi hermanito dixit)

Hace poco vino a hablarme de la tristeza. Todo surgió porque estábamos hablando de algo que no recuerdo qué era exactamente, pero derivó en que yo le respondiera “que tristeza todo”,  él me miró y me dijo: tristeza es que se muera Robin y Batman no llegue a salvarlo. (¡?)

Hay una película de dibujos animados de Batman y Robin llamada Batman: Under The Red Hood, que empieza de la peor manera posible: alguien (a esa altura no sabemos quién) se arrepiente de haber contratado al Guasón (a esa altura no sabemos para qué) porque el Guasón “tiene al niño”, dice el desconocido que deja caer una copa al piso y tiene una capa verde. El niño es Robin y la siguiente escena es la más horrible de todas (a esa altura creemos con mi hermanito que es la más horrible de todas pero no, esperen a más adelante).

Robin está tirado en el piso, tiene las manos atadas y su uniforme de Robin adolescente (ya no tiene el traje ridículo de short verde y capa amarilla) y el Guasón riéndose a los gritos le pega, una y otra vez, con una palanca de acero. Robin está muriendo, escupe sangre porque probablemente tenga un pulmón colapsado, tiene la cara marcada y el antifaz roto pero Jason Todd (el nombre del segundo Robin que Batman adopta después de que el primero abriera su propia pequeña y mediana empresa/ se volviera monotributista en el sistema impositivo de los superhéroes = se volviera un superhéroe independiente de Batman llamado Nightwing) no parece perder ni un poco de su arrogancia: cuando tiene oportunidad le escupe sangre en la cara al Guasón y el payaso hijo de puta se queja como si tal cosa de que “el primer chico mantequilla tenía modales”. Jason Todd le sonríe irónico con los dientes llenos de sangre y la cara cansada.




Automáticamente Jason Todd me cuenta entre sus filas de adeptos sin lugar a dudas ni debates filosóficos: es arrogante, egocéntrico, talentoso, no le importa nada y es, por lejos –primer Robin la tenés adentro- el mejor Robin que Batman puede tener y ese tipo de pibe que tienen todo el derecho a la rebeldía porque, sencillamente, tienen un don increíble.

La escena se vuelva cada vez más dramática, se lo ve Batman yendo en su moto a salvarlo, desesperado por salvarlo (¿por qué no llevaste tu maldito avión, Batman?, nos preguntamos con mi hermanito), pero sabemos que no va a llegar. Jason está al borde de la muerte pero todavía falta lo peor: en la habitación hay una bomba. El Guasón la activa, se pone un abrigo con forro de piel, y le dice al segundo Robin que le mande saludos a Batman: “de todos modos, sé un buen chico, termina tu tarea, y ve a la cama a las 9; y, oye, dile al Grandulon que le envié (pausa dramática, pupilas dilatadas del Guasón mientras se acomoda la capucha en la puerta con toda la exitación y adrenalina psicópata de ver cumplido su mayor plan; adentro el cuerpo de Robin tirado entre su propia sangre) saludos”

Jason no logra desatarse pero mediante algunas piruetas al menos ahora puede pararse y caminar y va hacia la puerta: está cerrada, y no tiene fuerzas ni elementos ni juguetes tecnológicos para abrirla y ahí, pasa lo peor: se resigna a la muerte.
El mejor Robin que Batman haya tenido en años está golpeado y lleno de sangre sentado frente a la puerta esperando que el contador de la bomba (le quedan 9 (¡NUEVE!) segundos) llegue a 0 y vuele por los aires. Está sentado contra  la puerta de chapa el Robin más fachero que Batman haya tenido y va a morir. Primer plano a la cara, los ojos verdes llenos de miedo e, instante siguiente, los ojos verdes miran ¿arrogantes? ¿sin esperanza? ¿Cómo quien mira algo que ya sabía que iba a pasar? a la cámara. ¿¡POR QUÉ BATMAN NO LLEGA?!

La bomba explota, Batman llega tarde. Batman busca en los escombros y encuentra el cuerpo del joven Jason Todd, lo sostiene en sus brazos, está parado en medio de la explosión con el cadáver de su Robin, la imagen está cubierta de sombra y fuego, se nota la tristeza del encapuchado a pesar de su máscara, no se ven lágrimas, la cámara se aleja, gran plano general: Robin está muerto, Batman ha cometido el error más grande de su vida y la imagen funde a negro.




Tristeza es que se muera Robin y Batman no llegue a salvarlo, había dicho mi hermanito. Y tenía razón.

Ahí, con la risa del Guasón haciendo eco en nuestras cabezas, mientras estoy a punto de llorar y mi hermanito me mira con la expresión de: te-tomas-las-cosas-demasiado-en-serio (cuando peleamos él me dice: “y vos, que lloras y te reís en las películas”), le cuento de la paradoja de la fuerza irresistible.

La PFI se formula así: ¿Qué pasaría si una fuerza imparable chocara contra un objeto inamovible?, se lo cuento y él no me mira, con el tiempo ha desarrollado cierta capacidad de no escucharme del todo cuando sabe que le voy a contar algo que no va a entender, lo hace desde que tiene más o menos dos años, y como lo sé entonces le hablo de Batman y el Guasón, le digo que una fuerza imparable es el Guasón, porque el Guasón es el caos y porque no se detiene ante nada, ni nadie; y le digo que un objeto inamovible es la moral de Batman, que el objeto que no puede mover ni siquiera una fuerza imparable es lo que Batman distingue como bien o como mal: si no ¿cómo se explica que después de todo lo que ha hecho el Guasón Batman no le pegue un tiro en la frente y fin del debate, fuegos artificiales en Ciudad Gótica, todos contentos, abrazos generalizados y coreografías espontáneas en medio del Callejón del Crimen al estilo Cris Morena?.



Eso es lo que Jason Todd vuelve (de la muerte) a preguntarle a Bruce Wayne. Vuelve como un superhéroe alternativo, sin la carga moral que le hace a Batman preguntarse hasta el cansancio (ok, Batman, lo entendimos) hasta dónde es capaz de llegar, hasta dónde puede estirar el límite de hago-esto-para-llevar-paz-y-tranquilidad a Ciudad Gótica y para que Gordon (incapacitado por la burocracia policial –desde siempre y para siempre parte de la delincuencia-) no labure tanto ni se estrese demasiado.

Jason Todd vuelve como Capucha Roja (un personaje que ya había usado el Guasón con más estilo –parafraseando al Guasón, su Capucha Roja era más estilo camarero de restaurante caro y el de Jason Todd es más fetiche motociclista) y mata a los criminales y narcotraficantes o bien para molestar a Batman o bien para lograr tal presión sobre los narcotraficantes para que estos tengan que liberar al Guasón (está encerrado en Arkham) y pedirle que detenga a Capucha Roja. El plan funciona a la perfección y, sí, Capucha Roja logra juntar a Batman y al Guasón en un mismo cuarto, en el Callejón del Crimen, el mismo lugar donde Batman conoció a Jason Todd cuando Jason Todd le estaba desmantelando el batimovil –un capo el pendejito- para vender las partes en el mercado de las autopartes (como si muchas personas anduvieran por ahí, necesitando repuestos de batimóviles).



Transcurrida toda la película Batman no puede, en ninguno de todos sus intentos, atrapar a Capucha Roja, a su segundo Robin (Batman se da cuenta que sólo existe una persona en el mundo con la astucia/capacidad/talento para conocer todos los trucos del viejo Batman: Jason Todd y es en ese momento cuando busca a Ra's Al Ghul y este le confirma que sí, que resucitó a Jason), al ahora villano o superhéroe nietzcheano (dios ha muerto y con él la moral y el castigo si haces algo malo y todo ese rollo) que él mismo creó y por lo tanto (paradoja número dos: paradoja de la omnipotencia –a esta altura mi hermanito ya se aburrió y se fue a tomar una leche con chocolate y a comerse todas las galletas de mi casa-) ¿Podría Dios (Batman, el superhéroe que todo lo puede) crear una piedra tan pesada que ni él mismo pudiera levantarla? Sí, su nombre es Jason Todd. Batman no puede detener a capucha roja.

Hasta este momento. Jason lo guió hasta el callejón del crimen y Batman le propone salvarlo: “Sé que te falle, pero traté de salvarte, Jason. Intento salvarte ahora” (hay, por extraño que suene, cierta carga de homoerotismo entre este Batman y este Robin: todo el tiempo se están reclamando y explicando cosas como si fueran pareja). Pero Robin no le cuestiona no haberlo salvado: “Bruce –le dice apuntándole con un arma- te perdono por no haberme salvado. Pero ¿por qué? ¿cómo es posible que él siga vivo?”. Él es el Guasón, él es la fuerza imparable, él es el que ahora –como siempre- ríe y dice que este desenlace es mejor de lo que esperaba, que ahora que los tres están ahí por qué no se sacan una foto juntos: una foto el Guasón y Batman, una foto los tres juntos, una foto Jason, el Guasón y la palanca, (sólo dios sabe lo bueno que sería el Guasón si tuviera twitter).

Y en ese instante todo se mezcla: la fuerza imparable ocupa su lugar de caos, la piedra que Batman creo (Robin II) le apunta al Guasón y le dice a Batman que si quiere detenerlo, que si quiere que el Guasón no muera él debe matarlo (matar a Todd)y Batman se da media vuelta y se va. Lo deja a Jason con toda su locura y todo su cuestionamiento y debate moral porque (ya lo dijimos antes) la ética de Batman es un objeto inamovible: no logró modificarlo el Guasón (siendo imparable) ¿cómo iba a hacerlo Jason?



Jason le dispara a Batman por la espalda, Batman esquiva el disparo y Jason se lastima la mano, hay una bomba en la habitación, alguien tiene que tomar una decisión y tiene que tomarla ahora mismo. Jason se sienta con su mano cubierta de sangre, el Guasón está atado y la decisión corre por parte de Batman. Le quedan segundos. Muy pocos segundos y no puede salvar, en ese poco tiempo, al Guasón y su antiguo compañero y amigo Jason Todd. Toma a Todd y lo levanta, salen de la habitación pero todo explota en mil pedazos, cuando Batman recupera la consciencia está rodeado de escombros, el Guasón está riéndose a lo lejos y de Todd, bueno, de Jason Todd ya no se sabe más nada, al menos Batman no encuentra su cuerpo en los escombros.

Ahí termina le película. Entonces ¿Jason logró que Batman tomara una decisión? ¿a caso, en el último instante, Batman no fue a salvarlo a él en vez de salvar al Guasón?

Está claro que a mi hermanito este debate no le interesa un carajo, tanto así, como que ahora se cansó de mi y está durmiendo la siesta. Quizás él tenga razón y yo me tome las cosas demasiado en serio, lo único seguro es que a) amo a Jason Todd y b) todos sabemos cómo debió haber terminado Batman:


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