viernes, 21 de febrero de 2014

Los enamorados bomba atómica

A Bajo La Misma Estrella se lo come un personaje que no es la principal (la chica de 16 años con cáncer y deprimida que encuentra al amor de su vida en un grupo de ayuda), el libro es casi por completo de Augustus Waters, el amor de la vida de Hazel.

Y es de él por algo extraño: Gus Waters es poco creíble. Fue jugador de baloncesto y eso lo convirtió en el chico popular de la escuela, es inteligente de forma adolescente y evidente en su sarcasmo, es fachero como pocos y absolutamente consciente de su belleza y tiene ojos azules y músculos marcados. Eso sí: esta enfermo de cáncer y le falta una pierna. Pero eso no le quita tiempo para enamorarse ni para enamorar a Hazel Grace -él siempre la llama por sus dos nombres-, ni le impide ser feliz de una manera desenfada y que mezcla la madurez de estar enfermo y saber que es posible e inminente morir, y la inmadurez de haber estado en este mundo poco tiempo. Ah, sí, ¡hasta sabe cuando alguien inventa un participio de un adjetivo! “¿Eres consciente de lo difícil que es conocer a una chica que se inventa un participio del adjetivo <<pedófilo>>?. Estas tan ocupada siendo tú que no tienes ni idea de lo absolutamente original que eres” le dice Augustus Waters a Hazel, cuando ella hace referencia a las hamacas del patio de su casa refiriéndose a ellas como “columpios apedofilados”.



Pero la narradora en primera persona es Hazel, alguien que sale al mundo poco  y obligada por su madre (que le ruega que se consiga una vida normal) llevando una bomba de oxígeno que le ayude a sus pulmones a respirar porque la mayor parte del tiempo están llenos de agua producto de una metástasis de su cáncer de tiroides, y es alguien a quien no le interesa ni está dispuesta conocer a nadie (se sorprende a sí misma en innumerables oportunidades como un desastre en cuanto a ropa y peinado) y menos aún en un grupo de autoayuda donde el elenco es cambiante (“¿Por qué el elenco era cambiante?”, se pregunta Hazel. “Un efecto colateral de estar muriéndose” ) y donde según sus matemáticas el resto es un coro de bastardos al que hay que sobrevivir (“Cuando te dicen que tenés veinte por ciento de posibilidades de vivir cinco años más, entran en juego las matemáticas y calculás que es una posibilidad de cada cinco. Así que mirás alrededor y pensás lo que pensaría cualquier persona sana: tengo que durar más que cuatro de estos cabrones.”)

A pesar de su humor negro y de sus salidas románticas e irónicas, Hazel y Gus son dos adolescentes normales: ella mira reallitys grabados y él se dedica a los videojuegos. Y sin embargo la novela ha sido un éxito en los Estados Unidos en todo tipo de públicos y ha reafirmado al autor en su fama de escritor para novelas teen que también son leídas por adultos.

Una fama que empezó con Looking for Alaska en 2005 y que culminó con la entrada a la lista de libros de 2011 elaborado por la Revista Times. Pero la carrera de John Green empezó mucho antes, cuando trabaja de capellán dando asesoramiento con, según el mismo, “cierta inclinación religiosa” a niños que estaban muriendo o a sus familias.
“Me inscribí en la escuela de teología y pensé que iba a ser un ministro pero descarté esa idea con rapidez, mientras trabajaba en el hospital”, relata Green sobre un trabajo que le duró 5 meses hasta que sintió en estaba una encrucijada entre su trabajo y su verdadera vocación: “me encontré muy insatisfecho con las respuestas que se ofrecen aún hoy tradicionalmente a las preguntas de por qué algunas personas mueren o sufren mucho, y por qué otras lo hacen tan poco. Todavía voy a la iglesia, a veces, pero no me sentía cómodo llevando los servicios”.



No es casualidad que su vida se mezcle en su relato, tanto es así que John Green dedica el libro a Esther Eearl, una amiga que murió de cáncer en 2010 y confiesa haber intentado escribirla durante 10 años, hasta que encontró la forma y la voz que estaba buscando para su protagonista femenina.

Otro dato significante: confeso admirador de David Foster Wallace, el autor esconde una serie de referencias a La Broma Infinita en un libro de titulo ficticio que Hazel le presta a Gus y que cobra protagonismo llamado Un dolor Imperial, que relata a su vez una historia sobre el cáncer. De manera que el libro son tres historias superpuestas llenas de meta-referencias: Green trabaja como coordinador de un grupo de ayuda de enfermos de cáncer, conoce una amiga que muere de cáncer a quien le dedica el libro que narra la historia de dos enamorados bomba atómica (Hazel y Gus están a punto de explotar y sus esquirlas van a dañarnos a todos) que a su vez hablan sobre un libro que cuenta la muerte provocada por la misma enfermedad. Y Bajo La Misma Estrella -hiper-consciente de eso- inicia con una cita del ficticio Un Dolor Imperial y con una nota del autor que advierte: “ni los lectores ni la novela ganan nada intentado descubrir si la historia encierra en sí algún hecho real. Agradezco vuestra colaboración a este respecto”, más adelante nos damos cuenta: Hazel y Augustus Waters corren atrás del autor de Un Dolor Imperial para averiguar cómo acaban los personajes.

Y John Green nos pide que no hagamos lo mismo con él para saber de los suyos, después de todo, los personajes son fantasmas que habitan las historias que contamos y nos cuentan para no aceptar lo que sabemos: que cualquier pibe normal comparado con Augustus Waters apesta a mediocridad.


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*Obra: Bajo La Misma Estrella


*Autor: John Green


*Editorial: Nube de Tinta (sello creado por Random House para no tener que clasificar la novela para un público en particular)

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